Trabajar durante un viaje - relato de un verano inusual
Cuando empiezo el día, me gusta levantarme sin prisa, con calma y tomándome un rato para pensar a donde tendré que salir hoy. Si no me ordeno esos pensamientos, hay veces que hasta me olvido de salir, y me quedo en casa... Pero aquel día de julio sí que me acordé que tenía que salir. ¿Quién trabaja en plena pandemia...? Ojalá tuviera vacaciones, aunque sí, mi trabajo consiste en viajar, pero una se cansa mucho cuando pasan horas y horas, levantándote dolida y desubicada. A pesar de eso y antes de nada, decidí estirarme de brazos y piernas, tanto, que parecía que me las iban a arrancar. Y pese a que no era de los días más calurosos, sentía un terrible calor en la espalda, como esa brisa calurosa del mes de julio a las 3 de la tarde. ¡Primer día de libertad! ¡Y último! - dije para mí misma -. Acto seguido pensé que había algo que me olía un poco raro, pero dejé pasar esas sensaciones. Seguí el camino hasta llegar al coche, y allí volví a descansar mis piernas y brazos, me quedé un poco